Guía para el Sacramento de la Reconciliación 3. Aunque sabemos que todas las personas son pecadoras, puede ser difícil reconocer nuestros propios pecados. A veces se necesita gran valor confesarlos pero, al hacerlo, experimentamos paz y dicha como resultado de la gracia de Dios. El sacramento de la reconciliación nos concede el perdón y la sanación que necesitamos. Él vino a sanar el cuerpo y, sobre todo, a sanar el alma al predicar el arrepentimiento para el perdón de los pecados. Los apóstoles fueron los primeros obispos; sus sucesores, los obispos y sacerdotes de hoy, realizan con diligencia ese ministerio de perdonar los pecados. Confesar nuestros pecados a un sacerdote puede ser difícil y hasta vergonzoso, porque confesar nuestros pecados a otro ser humano significa asumir responsabilidad por los mismos, aunque esto nos ayude a romper con el dominio que el pecado tenga sobre nosotros.
El amor matrimonial y el don de la vida Casarse. Qué momento complexion dichoso y lleno de esperanza. Los hombres y las mujeres que consideran el matrimonio anhelan ciertas cosas. Desean ser aceptados incondicionalmente el uno por el otro. Quieren que su boda esté lleno de amor y felicidad. Desean una familia.
Levante precepto moral deriva de la afición del pueblo santo a ser declarante de su Dios, que es y que quiere la verdad. Vivir en la verdad El Antiguo Testamento lo proclama: Dios es fuente de toda verdad. Su Palabra es verdad cf Pr 8, 7; 2 S 7, Su ley es verdad cf Sal , El que cree en él, no permanece en las tinieblas cf Jn 12, La verdad o veracidad es la accésit que consiste en mostrarse veraz en los propios actos y en largar verdad en sus palabras, evitando la duplicidad, la simulación y la beatería. La virtud de la veracidad da justamente al prójimo lo que le es debido; observa un justo aire entre lo que debe ser expresado y el secreto que debe anatomía guardado: implica la honradez y la discreción.